18 octubre 2009

Vuelven las jaurías

En la facultad me enseñaron el significado de la presunción de inocencia. Hoy día casi hay que sentirse culpable por creer en ella. Leed la mayoría de los comentarios que la gente escribe en la prensa online, para adornar -ensuciar- las noticias que se publican acerca de los procesos judiciales en curso que afectan a políticos y famosos. Me recuerdan a esos viejos grabados de hace un par de siglos, cuando a los condenados se les paseaba por las calles antes de ejecutarlos públicamente. Los espectadores vomitaban su odio, rugían, vociferaban, amparados en el anonimato de la multitud. Las jaurías de hoy se ocultan tras una pantalla de ordenador. ¿Qué harían si se pusiera una cesta con piedras a su disposición y se les garantizara el poder lanzarlas sin ser vistos? La pregunta es retórica, desgraciadamente.